15/4/14

Apocalipsis



Siento que la hora se acerca. Las pequeñas ráfagas de viento de esta tarde no eran mas que presagios oscuros de lo que se, ocurrirá. Los sellos fueron rotos y lucifer fue liberado por una fuerza maligna que quiere desbalancear el equilibrio. Siento mis pasos cansados y me cuesta respirar; la atmósfera se vuelve densa. Las calles están desiertas, todo es caos; fuego y gritos que provienen de los caídos. Las bocinas de los autos no dejan de sonar y el aullar de las sirenas en su desesperado grito de auxilio, se pierden en un eco estridente de locura, pánico y terror. En mis manos tengo la vieja escopeta doble caño corta; cargada con cartuchos especialmente diseñados para la ocasión; amartillada y atenta a cualquier movimiento extraño. Al entrar a la vieja iglesia retrocedo un par de pasos pues no pensaba que en la casa de Dios puedan suceder cosas atroces, pues es un lugar santo, pero parece que me equivoque. Hay sangre por todos lados y el cura esta crucificado sobre el altar, pero esta vez la cruz esta invertida. No hay ritos ni nada por el estilo, solo que alguien paso por aquí y dejo su huella inconfundible. Demonios que rondan, patrullan en cuerpos humanos poseídos por ellos mismos. Los veo entrar mientras me escondo entre los pupitres; al parecer el ritual que hizo la psíquica dio resultado pues no puedo ser detectado por ellos y así puedo avanzar. Salgo por la parte de atrás de la iglesia y me dirijo lo más rápido que puedo al lugar donde fue el epicentro, el lugar donde fue liberado el señor oscuro: la vieja catedral gótica (actual museo). Cuenta la historia que fue construida sobre tierra maldita, tierra donde callo lucifer cuando fue desterrado del cielo; cosa que nunca fue demasiado creíble… Hasta ahora… Solo que los viejos sabios nunca se darán cuenta pues parece que todos en esta ciudad están muertos… El ataque fue devastador, un golpe certero a la vanidad y al egoísmo de esta generaron que no hizo caso de las advertencias de las profecías, pero ya es tarde para lamentarse, debo seguir. ¿Habrá sobrevivientes? Camino en línea recta con la mente en blanco, a lo lejos se alza la catedral como un cíclope que me observa ansioso de poder devorarme. Al subir las escaleras un fuerte olor a azufre me rodea golpeando mis sentidos. Extraños símbolos por doquier, aquí si parece que hubo un rito, y en muchas lenguas por lo que veo. Escucho pasos, alguien se acerca. Una cabellera rubia se asoma cuidadosamente escudriñando entre las sombras. Veo una especie de talismán colgando de su cuello. El símbolo que posee me parece conocido, pero ¿Dónde lo habré visto? En su cintura un puñal de plata y en su mano derecha un viejo colt oxidado pero parece listo para ser usado. Entonces sucede algo impensado: pronuncia mi nombre en voz alta - ¿Estas ahí Uriel? Soy yo, Helen – desde las profundidades dejo escuchar mi voz – aquí estoy Helen – me acerco cuidadosamente, es imposible que alguien haya sobrevivido, pero lo mas extraño de todo es que sepa mi nombre. Estoy delante de ella, la cual parece conmovida al borde de las lágrimas – ¡Maldito hijo de perra! ¡Pensé que habías muerto! ¡Hace meses que no se nada de ti! – me siento paralizado, no la reconozco físicamente pero si su esencia, como si en algún punto nuestras vidas se hayan cruzado, pero no logro recordar. – Te lo dije, esto iba a ocurrir y no me hiciste caso – me dijo con rabia al tiempo que me da un cachetada (por cierto, pega muy fuerte para ser mujer). – Helen me observa atónita cuando le digo que no la reconozco, no se quien es, solo ese talismán me parece conocido pero solo es algo temporal y borroso. – Este talismán me lo diste tu antes de desaparecer hace meses ¿No lo recuerdas? – me pregunta. Pero mi mente esta nublada, todo es gris oscuro en algún punto, lo cual me lleva a la siguiente pregunta: ¿Qué me habrá pasado?

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